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domingo, 28 de octubre de 2018

ATAQUE RACISTA CONTRA JOVEN ESTUDIANTE

                              (CRONICUENTO DE ÚLTIMA PÁGINA)


Resultado de imagen para joven negro frente al mar


Volteó, como si algo imprescindible lo obligara, y vio a los hombres que caminaban detrás de él (o vio sus sombras o el espejismo de sus sombras). La noche corría en ráfagas de humedad, las ventanas de los edificios mostraban el resplandor de televisores encendidos, nadie en la calle, el cielo tenía forma de alto océano, un perro lento se escondió entre los potes de basura. 
El muchacho se detuvo. Las siluetas de los hombres también. Desde cualquier lugar, alguien gritó incoherencias: quizás contra el mundo, quizás contra sí mismo. 
Dilas, el negro Dilas, regresaba de estudiar con sus amigos de la preparatoria. A ellos les costaba mucho la biología (o la aritmética o el ingés), y el negro Dilas poseía facilidad para enseñarlo todo. Explicaba con ejemplos palpables, personificados, certeros para intelectos obtusos; y nunca perdía la paciencia ni se tanteaba el pelo afro en señal de hastío, por las preguntas asombrosas (y vanas) que le formulaban sus condiscípulos. 

sábado, 6 de octubre de 2018

TEASE-STRIP


         


El dancing camina hacia todas las delicias, posee miradas y desplantes, furores, aguijones, gritos de alcohol y de arrebato, bar-barahúnda, bar que navega hacia la isla central de tu sexo; y entonces apareces desnuda, lustrosamente desnuda, bajo los reflectores de una noche con mesas enanas y velas de artificio y briagos que no saben dónde abandonaron el mundo. Los aplausos, en maraña, son presagio del erecto porvenir.
Una música casi visible enrosca tu desnudez  al eje fálico que imaginas;  y  te mueves, cadenciosa y lúbrica, absorta y total, como flor de insanos apetitos. Te abres, te cierras, te arqueas, gimes con varias lenguas de serpiente amada, juegas al ritmo de tu bosque triangular, desfalleces en tiempos vaginales. Muero, morimos, de inmensa vida, admirándote, aunque la exaltación se postergue.
Con deífica lentitud, te pones las medias negras que hacen más brillosos tus muslos -martirio crudo, testimonio eléctrico- y te calzas unos zapatos de coturnos virreinales para acentuar la larga caoba de las piernas; y entre frescores de guayaba, empiezas la danza alrededor de nuestras tumoraciones, sensualidad que alborota, fluido omnipresente, empeños de ingle. ¡Sigue, sigue!
Ahora cubres tus brazos con un nylon tenue que trasluce poros y vellosidades, en senda hacia la augusta fronda de la nuca, y  sentimos, percibimos, paladeamos, tu olor caribe: un cangrejo de alas anchurosas que te ondea por el cuerpo y nos arrasa las razones. Mientras bailas, tu busto se lubrica de tenso sudor y convoca los martirios, asediándonos, pero pronto lo ocultas para que los desenfrenos sean intuición de esperma sangre, deseo entrevisto, clímax bajo la tela de seda. El dancing  ha perdido la voz, sólo quiere que el silencio se alegre en cada malicia tuya, ¡No te detengas, sigue vistiéndote, no puedes separarnos de este regocijo de pequeñas y profundas muertes!

viernes, 5 de octubre de 2018

MÁXIMAS MÍNIMAS



                       25 MÁXIMAS MÍNIMAS DEL AUTOR

Aquel hombre no tenía disfunción eréctil, sino defunción eréctil

 La vejez se caracteriza por vivir el tiempo  presente pero en pasado.

Si regañas a tus hijos, ellos se vengarán regañándote a ti cuando sean  grandes.

La ironía es un sustituto de la rabia y a veces de las lágrimas.

La imaginación es la línea más corta entre dos puntos.

En política se acepta la mentira, siempre que se diga frente a las multitudes.

El matrimonio constituye el máximo egoísmo mutuo entre las personas.

Los teléfonos inteligentes embrutecen a la gente.

Algunos se acostumbran tanto a la libertad que se vuelven esclavos de ella.